
Te gusta entrenar pero hay días de días. Unos mejores, otros peores. Hay veces que te cuesta salir a correr y te pones excusas. Es cuestión de incorporar el running a tus hábitos, así como cepillarte los dientes o dormir.Por eso, en éste trabajo te damos unos consejos muy simples para que incorpores el running a tus hábitos de vida.
Unas semanas después del inicio de tu entrenamiento, empezarás a sentir los beneficios de este deporte en tu vida diaria. Pero, hasta que ese momento llegue, deberás pasar por un camino largo y exigente, donde quizás tu fuerza de voluntad no sea lo único que necesites como apoyo para no decaer en el intento.
Según explica Heidi Grant Halversorn, directora asociada de la ‘Motivation Science Centre’ de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia, «nos auto convencemos de lo que vamos a hacer, pero eso supone una presión elevada en nuestra fuerza de voluntad, que es un recurso limitado».
Además, señala que «una vez que tu voluntad se debilita, cuando estás cansado o estresado, y hay muchas cosas que parecen más atractivas que el running, esa fuerza de seguir adelante se debilita». Ante este problema, Charles Duhigg, autor del libro ‘The Power of Habit’, sobre cómo lograr hacer del running un hábito que perdure:
Haz un plan: Según Duhigg, cada hábito se compone de un grupo de claves, como el tiempo, lugar, música, compañía, recompensa (chocolates, masajes, batidos, etc.), y una rutina. Así que elige los componentes que más te llamen la atención, escríbelo en una cartulina y cuélgalo donde puedas verlo a diario. Prueba una semana y si no funciona cambia las claves de tu entrenamiento y las recompensas.
Se constante: Crea una rutina alrededor del momento del día en el que harás el deporte. Con ello, tu cuerpo y tu mente asociarán ese momento al running. Repítelo cada vez que salgas a correr y ¡hazlo siempre a la misma hora! Para ayudarte en esta rutiana, ten lista tu ropa con antelación y cuando sea la hora coge tu reproductor de música y sal a correr.
Según Charles Duhigg, «estas creando conexiones neuronales que convierten la actividad en un hábito».
Recompénsate Inmediatamente: Una vez acabado tu entrenamiento, date un tiempo para algo que realmente disfrutes. Puedes tomar una ducha caliente o fría (depende del clima), comer un chocolate negro o un buen batido. Esto hará que tu cerebro asocie el ejercicio con una recompensa positiva.
Construye tu propio sistema de apoyo: Configura tu rutina del runnig con actividades o personas que te hagan sentir bien y te lleven a cumplirla, en especial los días que empiezas a flaquear. Puedes reunirte con amigos para realizar el deporte o unirte a un grupo de runners, con lo que podrás socializar al mismo tiempo que te ejercitas.
Fuente : www.terra.com