
Los nutricionistas aseguran que la base principal de cualquier plan de alimentación deberían ser los cereales, las verduras y frutas, seguidos en menor cantidad por lácteos y carnes en forma esporádica.
La mayoría de los cereales están compuestos por fibras, que son aliadas de la salud. Estas barren las toxinas del intestino, evitan las hemorroides, previenen la formación de várices, benefician en el tratamiento de la diabetes, previenen el cáncer de colon, evitan el estreñimiento, pueden reducir el nivel de colesterol en sangre y aceleran el tránsito de alimentos a través del cuerpo.
Los cereales le dan los siguientes aportes al organismo:
– Alto valor nutritivo
– Otorgan vitaminas del grupo B y A, minerales (hierro, fósforo, zinc, entre otros) y proteínas.
– Tienen bajo contenido de grasas
– Proporcionan fibras
– Son excelentes fuentes de carbohidratos
– Contribuyen a la formación y crecimiento de músculos y huesos
Son fuente rica en carbohidratos, algo de proteínas y mucha fibra, en general todos son buenos mientras estén bien cocidos. Aquellas personas que sufran de ácido úrico elevado o colon irritable, deben tener cuidado al comerlos. Comer granos tiene la misma ventaja que pueden tener el consumo de cualquier otro alimento rico en carbohidratos. La única desventaja es que por su alta cantidad de fibra pueden producir gases y su digestión es lenta.
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