
Las personas sedentarias que inician actividad física deberían hacerlo caminando. Caminar les permite mejorar la capacidad aeróbica con menor tasa de reclutamiento muscular, por ello requiere de menos fuerza y esto genera menor percepción de esfuerzo.
Una persona que camina y se siente bien estará más motivada para empezar a correr, y se mantendrá. En el caso inverso, personas muy sedentarias que empiezan a correr de una vez presentan mayores lesiones por sobreuso, por las alteraciones de movilidad, flexibilidad, estabilidad y fuerza que presentan.
En personas mayores se recomienda caminar y no correr porque esto supone más riesgo cardiaco y lesión de rodillas; pero a las personas jóvenes, sin patologías cardiacas, se les recomienda correr con mayor o menor intensidad, porque corriendo se mejora la capacidad cardiopulmonar y se queman más calorías.
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