
A menudo los corredores principiantes aseguran que después de unos cuantos meses de aumentar su kilometraje con facilidad y de sentirse más cómodos en el asfalto, llega un momento en el que se notan atascados. No son capaces de correr más rápido o más distancia y ya no se sienten igual de bien al correr como al principio. Caer en la rutina es normal, pero es importante salir de ella y seguir mejorando. Aunque puede que tengas que hacer algún cambio.
LA RUTINA
Me siento lento cuando corro y cada vez voy más despacio.
LA SOLUCIÓN
Da un poco de marcha atrás. En lugar de correr todos los días, hazlo a días alternos. Incluso puedes disminuir un poco el ritmo en cada carrera alternando con 1-3 minutos de caminata. Si aplicas estos consejos y aún te sientes cansado, consulta con el médico. Puede que te falte hierro o vitaminas B.
LA RUTINA
No puedo correr más rápido.
LA SOLUCIÓN
Añade entrenamientos de velocidad (o aceleraciones) y tiradas más largas a tu plan semanal. El trabajo de velocidad te ayuda a mejorar la forma física aeróbica y las tiradas más largas mejoran tu capacidad de tolerar el estrés de un esfuerzo intenso. Tómate un día de descanso después de un entrenamiento de velocidad y de una tirada larga para que tu cuerpo se recupere.
LA RUTINA
Pierdo fuelle en mis tiradas largas.
LA SOLUCIÓN
Baja el ritmo de tus tiradas largas, añade kilómetros de forma gradual y haz más pausas caminando. Por ejemplo, si ahora corres las tiradas largas a 6 minutos por km, con un minuto de descanso cada kilómetro y medio, baja el ritmo a 6:30 por km y haz pausas caminando cada 3 minutos de carrera. Además, haz las tiradas largas en semanas alternas, añadiendo entre 1 y 2 km cada vez.
Fuente: Runners.es
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